Las primeras nociones de probabilidad, según descubrimientos arqueológicos provienen de tiempos muy remotos, entre los vestigios de las culturas sumerias y asiria se han encontrado un hueso extraído del talón de animales como las ovejas, ciervos y caballos, se cree que este hueso, denominado astrágalo, al ser lanzados, podían caer en cuatro posiciones distintas, aunque no se tiene la certeza de que hayan sido utilizados con fines religiosos, de entretenimiento o ambos.
Los astrágalos fueron utilizados en otras culturas antiguas como la egipcia, según se ha encontrado en algunos códices junto con tablas en las cuales se registraban los resultados de los lanzamientos; también se han encontrado residuos de su uso en las regiones de Francia, Italia y Grecia, estilizados y manufacturados en metal. No se sabe en qué momento los astrágalos se “suavizaron”, para dar origen a los dados, pero alrededor del año 1200 a.C., éstos últimos eran utilizados en el mundo antiguo.
De entre los juegos con dados, uno denominado hazard, palabra que en Inglés y Francés significa riesgo o peligro, fue introducido a Europa con la tercera cruzada, las raíces etimológicas del término provienen de la palabra árabe al-azar que significa dado. En la literatura, de manera puntual en el purgatorio de Dante, el término se simplificó a la palabra “azar” y, posteriormente los matemáticos italiano introducen los vocablos “ludo aleae” para referirse a los juegos con dados.
Desde la antigüedad se han utilizado diversos mecanismos aleatorios en oráculos y ceremonias religiosas, o simplemente como instrumentos para develar la fortuna y destino de los individuos, como es el caso del Talmud, un libro sagrado judío, en éste se describe el uso de un buen número de procedimientos aleatorios con distintos fines.
De acuerdo a la documentación de Neil Duxbury, así como en la historia de la probabilidad y estadística, los judíos le asignaban tareas a los sacerdotes en los templos, distribuían impuestos o solucionaban discordias entre individuos o tribus con procedimientos aleatorios basados principalmente en urnas, aunque no exclusivamente. Sobresalen dos aspectos en el uso de urnas: por una parte, proporcionaban un procedimiento justo, equitativo entre los contendientes y, por otra, los resultados de tales procedimientos develaban la voluntad de Dios.
Otros eventos que contribuyeron en la conformación de una noción de azar es la proporcionada por un tratamiento de información numérica como es el caso de las observaciones astronómicas y los censos. Los astrónomos babilónicos disponían de una teoría matemática y de procedimientos aritméticos simples para el cálculo de las posiciones del sol, la Luna y los planetas en períodos regulares de tiempo; esto de acuerdo a “The principle of the arithmetic” mean de Plackett.
El problema de estimación de parámetros se ha convertido en una fuente importante de desarrollo para la Teoría de Probabilidad, además de las aportaciones de Galileo, Fermat, Pascal, Huyguens, Jean y Jacques Bernoulli,Gauss, Laplace, Kolmogorov y Wiener,; que destacan las contribuciones de Gauss, Legendre y laplace.
Entre las aportaciones más importantes a la probabilidad tenemos las siguientes:
El primer libro que se escribió sobre los juegos de azar es liber de Ludo Aleae de Girolamo Cardano (1501-1576), el cual se publicó en 1663, casi cien años después de la muerte de su autor.
Galileo (1564-1642), se ocupó de los juegos de azar en sopra le Scoperte dei dadi, obra que fue publicada hasta 1718.
En ambos trabajos aparecen de forma definitiva los elementos que constituyen el enfoque que actualmente conocemos como enfoque clásicos de la probabilidad.
Algunos autores contribuyen, errónea e injustamente, el enfoque clásico al francés Pierre Simón de Laplace (1749-1827) debido a que dio amplia divulgación de este enfoque a su obra Théorie Analitique des Probabilités, publicada en 1812.
La Théorie Analitique fue rechazada inicialmente por se poco asequible, Augusto de Morgan se refirió a ella con las siguientes palabras: “Con mucho, el trabajo matemático más difícil con el que me encontrado nunca”. Este rechazo lleva a Laplace a escribir su Essai pilosophique des probabilités con el propósito de dar una introducción no técnica de las leyes de azar. En esencia, para Laplace, la teoría de probabilidades es un cálculo útil para asignar un “grado de racional creencia” a las proposiciones sobre el azar, teniendo como herramientas básicas la teoría de permutaciones y combinaciones.
Jakob Bernoulli (1654-1705), en su obra El arte de predecir, en base a las ideas de raunt y Petty introdujo el concepto de “probabilidad frecuentista” o “estadística”.
En 1654, Pascal (1623-1662) y Fermat (1601-1665) discutieron y resolvieron el famoso problema de los puntos, también conocido como Problema de apuestas.
En 1657, Cristiaan Huygens (1629-1695) publicó el tratado llamado De Ratiociniis de Ludo Aleae intrioduciendo el primer concepto que distingue a la teoría de la probabilidad de las otras ramas de matemáticas: valor esperado o esperanza matemática.
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